pensamientos

Pánico

Hay algo que quiero contarte, amor mío que no soy de ti.

Hace un par de semanas supe de aquel catastrófico accidente, por aquellos lugares donde te gusta alejarte del mundo y perderte en la velocidad.

Un golpe en el pecho al leer el titular: múltiples muertos en motocicleta, en aquella carretera del mal. Y te busqué, como loca te busqué entre fotos y videos que circulaban sin parar.

Cuerpos desmembrados, motos despedazadas, personas tendidas en el pavimento y filas interminables de autos ocasionadas por aquel mortal percance.

Los días siguientes fueron de intranquilidad. Una señal de vida tuya, buscaba en las redes sin cesar. Y entre esos infames videos de celular, me tocó ver uno grabado con la cámara puesta sobre el casco de un conductor.

El tipo loco le daba con todo al acelerador, perseguía a otro, más imprudente que él, a una velocidad que jamás había visto. Aquel sujeto idiota que quería volar sin alas terminó estampado en un muro de contención y fue lanzado por el impacto al otro lado de la pista. El cuerpo y la moto quedaron obviamente destrozados.

Ahora se que estás vivo, pero eso no me calma. Todos los días cuando regreso a casa me dan micro ataques de pánico cuando el chofer del transporte no deja de acelerar.

Ya son varios días que les grito desesperada que no vaya tan rápido, que baje la velocidad. No lo soporto, simplemente empiezo a sentir un miedo espantoso y comienzo a temblar.

Hoy está sucediendo lo mismo, el corazón se me empieza a acelerar, pero no quiero ver, mejor escribo la razón de mi pavor, ese pánico paralizante que me agobia la mente, pensando que si no eres tu en esos locos andares, quizás sea yo quien muera con los ruleteros del mal.

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